Las modas son el mayor componente de nuestra sociedad. Los modernos son aquellos que siguen las modas, ya puede ser de deporte, ropa o peinado. La moda destruye la esencia de la personalidad, de que cada persona es un mundo diferente, sólo crea robots programados para que seamos todos iguales y  cueste distinguirnos entre unos y otros. La moda es pura consecuencia de una sociedad que requiere de ropa de marca cara y de calidad. Accesorios de actualidad, que pueden existir hace décadas pero que lo antiguo también es una moda. Deportes como hacer skate, por el simple hecho de llevar algo en la mano que te haga ver a los ojos de los demás como guay o cómo algunos dirían "los skaters ligan más". Comprarte un iPhone 5 porque "Apple mola" y apenas conoces a cerca de él. Todo debes sentirlo, hay gente que patina y practica skate porque se sienten felices y libres patinando. Otros les gusta llevar las gafas de hace 50 años porque están orgullosos de vestir igual que su querido y difunto abuelo. Otros quieren vestir de ropas de marca caras porque lo requiere su trabajo. Comprarte un móvil que ni si quiera conoces, que no sabes ni cómo funciona pero que como muchos lo tienen, tú debes tenerlo. Es cierto que muchas de estas modas permiten que hagamos más o menos amistades, pero también es verdad que aquel que tenga personalidad y su propia moda, deberá sentirse orgulloso por ser moderno para sí mismo, honesto por seguir sus ideales y buena persona por no criticar la forma de ser de los demás.

"Ellos se ríen de mí por ser diferente, yo me río de ellos porque son todos iguales".
Un día, una amistad comienza con un hola, se va desarrollando hasta llegar a un te quiero y concluye con un adiós. Algunas ni si quiera acaban para ojos de ambos, sino que un simple día recuerdas que algún día quisiste a esa persona y hablaste días enteros con ella. Entonces es ese el momento en el que un brote de melancolía entra por tu cuerpo hasta llegar a tu cerebro que manda la orden a tus manos de hablar inmediatamente con dicha persona a la cual tienes "abandonada", aunque es mutuo. Quizás, si estuviéramos en una sociedad en la cual las tecnologías no estuvieran tan presentes no mandaría la acción a las manos sino a la voz, pero es así. Dicha persona te recuerda con gran calidez aunque notas que la confianza ganada desapareció en cuestión de muy poco tiempo. No te sientes cómodo. Algo, por no decir todo, ha cambiado. Ya no utiliza las mismas expresiones para vacilar, para quererte, para reírse de ti indirectamente bromeando. Recuerdas las promesas de que nunca olvidarías a dicha persona y te das cuenta que la has cumplido, ahora, estás ahí, hablándole e intentando que todo vuelva a ser como antes. Perfecto y la monotonía, que aunque cansina, deseada. Esa persona y tú, empezando por el final hasta remontar a dónde se habían quedado. Una relación que perdurará en el futuro superando los vaivenes de la confianza.
Días en los que te levantas con una sonrisa de oreja a oreja y piensas que hoy es tu día, el día en el que te van a pasar cosas buenas, cosas que quedarán en el recuerdo para aquellos días de melancolía en los que quieras recordar qué fuiste en un pasado con 20 años menos. Pero a medida que pasa el día vas viendo que no es tan bueno como creías, eso sí, al menos no va mal y no te puedes quejar. De pronto empiezan a pasarte cosas tal así como que una amiga empieza a discutir contigo por temas estúpidos pero que al fin y al cabo sabes que acabará mal. Acaba mal y sintiéndote muy culpable dices que aún queda día por delante, cuando te vas a dar cuenta, el día ha sido una mierda y ya sólo te imaginas si algo podría salir peor. Entonces, de pronto aparece -como si estuviera planeado- una de tus mejores amigas a ponerte pegas, las cuáles desconoces y te dejan atónito. Esto lleva a que proponga un "hablamos menos" lo cual te hunde por dentro y deseas pegarle a la pared por mucho que te duela y tantos huesos te rompas. Además de soltar lágrimas suficientes como para ahogar al gato en la bañera. Te sale tu faceta filosófica y sensible y envías un fragmento -más que fragmento, testamento- del cuál hasta tú te sientes orgulloso al haber podido expresar gran parte de lo que sientes a través de las palabras. Tu amiga se siente tan orgullosa de haberse equivocado y reacciona jurando que nada cambiaría. Ambos lloramos de alegría. Un día que pareció horrible hasta el último minuto, fue precioso.   No acabando el día y faltando pocos minutos sacas el coraje suficiente y logras arreglar la situación con tu amiga, ahora sí, un día que creías que iba a ser perfecto cumplió tus expectativas.