La soledad te parece el mejor plan para vivir pero, un día la conoces a ella, la ves, suspiras, quieres que sea tuya. Todo comienza con un hola inesperado, una conversación intrascendente pero que, ha conseguido comenzar una amistad que pronto llegaría a más. El primer beso, la primera caricia, la ilusión del amor recíproco. Todo cumple tus expectativas y un día, sin creerlo logras tu objetivo más preciado, consigues a la chica perfecta, te pellizcas para comprobar que no te has quedado dormido en clase, reaccionas y se te llena el cuerpo de felicidad con unas enormes ganas de saltar de alegría. Cada día te gusta más y los sentimientos aumentan, hasta tal punto que te enamoras. Han pasado 9 meses, 7 desde que luchas por ella. No puedes contener la felicidad, es tanta que se desborda. Pero un gran día, todo se viene abajo, llegan las dudas y los lamentos. Temes que el hola que hace ya 9 meses lo empezó todo se pueda convertir en un adiós y concluya. No temes a nada, ni a la misma muerte, solo tienes miedo de que te olvide y no te necesite.
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